jueves, 21 de febrero de 2013

Capítulo cuadragésimo cuarto: El ser humano es la más perfecta creación de Dios.


Algo  falla en esa frase. Quizá sea la parte de “la más perfecta creación” o quizá sea “Dios”. Lo que parecía venir inherente al ser humano de las generaciones que rodeaban a Veronika, era la capacidad de criticar de una manera tan ruin, vil y muy de vez en cuando sutil.
Hoy en día no se podía vestir de una determinada forma sin ser criticado. No se podían decir ciertas palabras sin que nadie diga “se lo has copiado a –insertar aquí la primera persona a la que se oyó esa palabra-”. No se puede jugar a determinados videojuegos, leer ciertos libros, ver algunas series o películas sin que algún quisquilloso que quizá haya sido partícipe de esas actividades días antes, se queje de que “ahora está de moda”.
Queridas personas críticas, la moda es lo inherente a las personas. Es lo que hace que en determinadas épocas una persona piense de una determinada forma o no. Moda, modelo, algo que se sigue. Cada persona tiene un modelo a seguir, y si coincide, ¿no debería ser esto motivo de alegría? No. Ahora cada persona ha de ser diferente, ha de ser original. No, el ser original no es ser diferente, al menos, a mi entendimiento. Ser original, en estos tiempos, es ser capaz de defender lo que uno quiere, sus ideales, su forma de ser. Y esas personas serán las más criticadas. Y serán criticadas, en su mayoría, por personas que se consideran originales.
Es todo un bucle. Un bucle muy gracioso. Que una persona de repente se tiña el pelo del mismo color, o se corte el pelo de determinada forma en un punto concreto, no debería ser motivo de queja. Otra cosa es que de repente una persona cambie radicalmente para asemejarse a otro lo más posible.
Como ya he dicho, cada persona tiene sus modelos, ya sean de conducta, de estilo, o lo que sea. Y no por ello han de ser iguales, pero si eso es lo que les gusta, ¿por qué no intentar de ser tal y como ellos lo ven?

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