jueves, 29 de noviembre de 2012

Capítulo trigésimo tercero: la personalidad, aunque no lo creas, no se compra.


            Sí, esta crítica va por ti, pero también podrían darse muchas personas por aludidas. Es posible que la ropa te haga mostrar una parte de ti, tus gustos, tu estado de ánimo, pero no dice quién eres. Es posible que la música que escuches pueda, en cierta medida, hacerte sentir comprendida, sentir que alguien, aunque sea en la otra punta del mundo, comprendas lo que sientes, pero no te engañes, esa no es tu experiencia.
            Critico la falta de personalidad. Critico tus quejas. ¿No encuentras el amor? ¿Tus amigos no te valoran? ¿No te valoras a ti mismo? ¿No tienes dinero para comprarte el último modelito? ¿No te comprenden? Solo te daré una solución posible para todas esas cosas: búscate a ti misma. No intentes copiar la personalidad de quien sea tan solo porque veas que esa persona es feliz, porque tú nunca serás esa persona. Tampoco intentes coger las cosas que más llamen la atención de tantas personas como rasgos quieras, porque no serán naturales en ti.
            Te lo pido por favor, búscate a ti misma, o no podré parar de quejarme de tu falta de personalidad. Una vez la tuviste, o eso creí. Vuelve a ser como eras. Vuelve a ser tú. Deja de ser la copia imperfecta de quién sea, porque esa no eres tú, y “esa tú” no vale la pena. Busca la felicidad por ti misma y deja de ser tan hipócrita, porque de esa manera, no te soporto.
            Puede que suene dura, pero ya he comprobado que tengo que romperte la cabeza contra un bordillo para que me escuches, aunque sea en forma de pitido en los oídos.
            Despierta. 

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