Definitivamente, había conseguido
captar la idea. Que simpatizara más o menos con ella, es ya otra cosa. Nunca,
jamás de los jamases, seas amistoso con una persona, a no ser que vivas en
Estados Unidos y en ese momento estén grabando una película en el lugar en el
que te encuentras.
Veronika y Luz tenían clase de
documentación en una de las aulas de informática. En el ordenador que iban a
utilizar, comprobaron que una compañera de otro curso dejó una de sus redes
sociales abierta. A modo de broma, escribieron desde él para avisarle que se
dejó la sesión abierta y que no iban a ser malas ni publicar nada que pudiera
ofenderle. Postearon una foro modificada con un efecto de distorsión y firmaron
diciendo que habían sido ellas para que viera que no iba a malas.
Primer consejo: si una persona escribe
su nombre con faltas de ortografía e intercalando las mayúsculas con las
minúsculas, sin ser este una adaptación de otro idioma, no aceptará bromas,
pues por lo normal esa persona se encontrará, sino en ella, en una posición
cercana al grupo de los canis, esas personas con un gusto peculiar a la hora de
vestir, que no aceptan a nadie de otro grupo, ni si quiera a muchos de su misma
corriente.
La chica se rió. Pero no de la
broma, no con ellas, sino de ellas. Y más tarde les ofendió. Veronika contestó
que no le parecía bien la forma en la que les había tratado, que por culpa de
su despiste podría haber sufrido algo peor y que si se había sentido ofendida,
que lo sentía.
Segundo consejo: si te topas con una
persona con las características que se describen en el primer consejo, nunca le
pidas disculpas por lo que has hecho. Pues ellos siempre se encuentran en una
posición muy altiva y lo único que puedes conseguir pidiendo perdón, es
potenciar su ego.
Esta persona volvió a reírse.
Tercer consejo: nunca intentes ser
amistoso con un desconocido. En ocasiones se puede ser amable: dar paso a alguien,
sujetar una puerta… pero ya está. Nunca ayudes a una abuelita a cruzar la
calle. Nunca ayudes a alguien a transportar las bolsas de la compra, aunque sea
hasta un carrito. Nunca, nunca sonrías a un desconocido. Nunca les gastes
bromas. Nunca hables cerca de de ellos a no ser que sea una conversación
circunstancial. Nunca pretendas trabar una amistad o incluso un trato de
conocidos con nadie a no ser que tenga, como mínimo, una relación de amistad
con un primo, un vecino, un amigo o cualquiera de tus padres.
Pues el hombre no solo es
avaricioso, también es egocéntrico y egoísta. Busca su superación por medio de
bajezas que impliquen perjudicar a otro.
Por eso hay competencia. Por eso la
gente no trabaja unida, en equipo. Por eso no se puede pedir que desde el
gobierno, los mandamases intenten ayudar al pueblo. Pues ellos son las personas
que más ego y poder tienen, una combinación demasiado peligrosa.
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